viernes, 3 de abril de 2020

EXILIO SANITARIO: CARTA # 2


Por Jorge Bourges Rodríguez

Exilio creativo; año 1665
                                                       
                                            Alcancé las estrellas porque estuve
                                                                           parado sobre los hombros de gigantes 
  
                                                           ISAAC  NEWTON


 

Durante los años 1665 y 1666 una epidemia de PESTE BUBÓNICA soló a Inglaterra. En aquel entonces, como lo es ahora, el aislamiento de los enfermos y la dispersión de los no enfermos constituía la principal arma para enfrentar la calamidad. Una de las poblaciones que debió ser abandonada fue la ciudad de Cambridge y, desde luego, su famosa Universidad y el ya ilustre académico Isaac Newton hubo de emigrar hacia la granja que poseía su familia, para ponerse a salvo de la terrible enfermedad.

A tal exilio llevó libros y apuntes personales, pero, sobre todo, llevó en su mente muchos problemas físicos y astronómicos que le inquietaban e ideas largamente masculladas acerca de dichos problemas, pero que todavía no había podido poner en orden.

Don Isaac era un pensador muy profundo y le había estado dando muchas vueltas al Principio de Galileo, o primera ley, “todo objeto no sujeto a fuerza alguna permanecerá en equilibrio o describiendo un movimiento rectilíneo uniforme”; a la formulación del concepto de Masa Inercial y su definición operacional, o segunda ley y  al principio de Acción y Reacción, extrapoladas a las “Acciones a Distancia” y no sólo a las colisiones de bolas de billar al estilo de Descartes. También a las consecuencias dinámicas de las Leyes de Kepler.

Él ya había marcado su personal punto de vista en cada una de esas ideas, pero todavía revoloteaban desordenadamente en su cabeza. Es posible, que el forzoso exilio lo obligara a pensar con calma.

Y entonces… Continuar

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