jueves, 21 de mayo de 2020

SEXTA DÉCADA


POR JORGE BOURGES

HOY JORGE BOURGES NOS COMPARTE VIVENCIAS DE SOBRE PANDEMIAS DE LA DECADA DE LOS 50 A LOS  60.









lunes, 4 de mayo de 2020

EXILIO SANITARIO: CARTA # 7


Por Jorge Bourges Rodríguez

Segunda Posguerra


La Segunda Guerra Mundial fue tres o cuatro veces superior en mortandad que la Primera e incluso superó a la causada por la pandemia de gripe de 1918. Estamos hablando de más de 65,000,000 de víctimas civiles y militares; esta fue la gran e irreparable pérdida, pero es necesario valorar también las pérdidas de carácter material cuya existencia siguió gravitando sobre los sobrevivientes civiles durante diez o quince años, en toda Europa, la Unión Soviética, Japón y China.

Junto a la hambruna y las epidemias iniciales -tifo y tuberculosis- llegó la terrible escasez de viviendas por efecto su destrucción por los bombardeos y la desesperanza respecto a una recuperación cercana por la destrucción de la infraestructura productiva: puertos, vías férreas, caminos, diques, fábricas, almacenes etc. Para colmo, casi todos los países habían contraído enormes deudas, ya sea como indemnizaciones de guerra o por la adquisición de armamento.

Contrario a lo sucedido después de la primera guerra mundial, de la segunda emerge un gran vencedor: los Estados Unidos. Al finalizar el conflicto, las fuerzas armadas norteamericanas controlaban las principales áreas estratégicas del planeta; sus bajas militares habían sido comparativamente pocas y tanto su territorio continental como su aparato productivo no habían sido tocados. Adicionalmente, era el gran acreedor del planeta, por la gran cantidad de armas y materiales que les había fiado a Inglaterra, Rusia, China y Francia.

Lo bueno es que nuestro vecino país estaba muy bien gobernado: Franklin D. Roosevelt, su presidente, era un hombre de grandes prendas intelectuales y sicológicas; poseía lo que actualmente se llama “inteligencia emocional”. Conocía sus limitaciones, pero buscaba el consejo de asesores altamente competentes en diferentes temas: Hopkins en geopolítica, Hull y Welles en diplomacia, Lehay y Marshall en temas militares, Berle y Galbraith en economía y White y Sachs en finanzas: tal grupo era su famoso “brain trust”.

A partir de la firma de la Carta del Atlántico en el verano de 1941, cuando ya se vislumbraba la derrota del Eje Berlín-Roma-Tokio, con la adhesión de un número creciente de naciones, van siendo construidas una serie de instituciones multinacionales que configurarán un nuevo orden mundial de posguerra. Así, en julio de 1944 se reúnen representantes de más de 40 países para pactar los acuerdos de BRETTON WOODS, a partir de los cuales son creados el Banco Mundial (BIRF) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), destinados a financiar la reconstrucción de muchos países, fomentar y regular el comercio del mundo y, por supuesto, estabilizar los mercados monetarios.

Aunque muchas cosas no salieron como el quería, la visión filosófica predominante en Bretton Woods fue la de JOHN M. KEYNES; tanto en los equilibrios entre naciones como sus correlativos al interior de estas; y en países como el nuestro, con tecnócratas muy competentes, fue posible el desarrollo de un ESTADO DE BIENESTAR que daba piso a las expectativas de seguridad social de la naciente clase media quitando crispación a las inevitables tensiones sociales internas. Pudo crecer así el sistema de retiro, el educativo y el de salud. Precisamente, acerca de la salud será la siguiente carta, con algunos recuerdos que tengo del período 1945-1960.

Agradezco su lectura de la presente.