
Café Ciudadano DDH A. C.
miércoles, 5 de agosto de 2020
viernes, 31 de julio de 2020
jueves, 21 de mayo de 2020
SEXTA DÉCADA
POR JORGE BOURGES
HOY JORGE BOURGES NOS COMPARTE VIVENCIAS DE SOBRE PANDEMIAS DE LA DECADA DE LOS 50 A LOS 60.
martes, 12 de mayo de 2020
lunes, 4 de mayo de 2020
EXILIO SANITARIO: CARTA # 7
Por Jorge
Bourges Rodríguez
Segunda Posguerra
La Segunda Guerra Mundial fue tres o cuatro veces superior en
mortandad que la Primera e incluso superó a la causada por la pandemia de gripe
de 1918. Estamos hablando de más de 65,000,000 de víctimas civiles y militares;
esta fue la gran e irreparable pérdida, pero es necesario valorar también las
pérdidas de carácter material cuya existencia siguió gravitando sobre los
sobrevivientes civiles durante diez o quince años, en toda Europa, la Unión
Soviética, Japón y China.

Contrario a lo sucedido después de la primera guerra mundial,
de la segunda emerge un gran vencedor: los Estados Unidos. Al finalizar el
conflicto, las fuerzas armadas norteamericanas controlaban las principales
áreas estratégicas del planeta; sus bajas militares habían sido
comparativamente pocas y tanto su territorio continental como su aparato
productivo no habían sido tocados. Adicionalmente, era el gran acreedor del
planeta, por la gran cantidad de armas y materiales que les había fiado a
Inglaterra, Rusia, China y Francia.
Lo bueno es que nuestro vecino país estaba muy bien gobernado:
Franklin D. Roosevelt, su presidente, era un hombre de grandes prendas
intelectuales y sicológicas; poseía lo que actualmente se llama “inteligencia
emocional”. Conocía sus limitaciones, pero buscaba el consejo de asesores altamente
competentes en diferentes temas: Hopkins en geopolítica, Hull y Welles en
diplomacia, Lehay y Marshall en temas militares, Berle y Galbraith en economía
y White y Sachs en finanzas: tal grupo era su famoso “brain trust”.

Aunque muchas cosas no salieron como el quería, la visión
filosófica predominante en Bretton Woods fue la de JOHN M. KEYNES; tanto en los
equilibrios entre naciones como sus correlativos al interior de estas; y en
países como el nuestro, con tecnócratas muy competentes, fue posible el
desarrollo de un ESTADO DE BIENESTAR que daba piso a las expectativas de
seguridad social de la naciente clase media quitando crispación a las inevitables
tensiones sociales internas. Pudo crecer así el sistema de retiro, el educativo
y el de salud. Precisamente, acerca de la salud será la siguiente carta, con
algunos recuerdos que tengo del período 1945-1960.
Agradezco su lectura de la presente.
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